A 85 kilómetros de San Salvador se encuentra Atiquizaya. Un municipio del departamento de Ahuachapan donde se puede visitar un taller que ha encontrado en la chatarra la principal inspiración de sus esculturas artesanales.
Famoso y reconocido como "El Quijote de Atiquizaya", este lugar inició sus trabajos hace más de 40 años, cuando Alfredo Melara Farfán- su fundador- instaló un taller de mécanica que se dedicaba a reciclar basura industrial (pedazos de chatarra) para procesarla y transformarla en piezas artísticas y utilitarias.
Según Victoria Melara, su padre logró unir sus dos pasiones: la mecánica y la lectura. Debido a que gustaba de las aventuras del hidalgo de la Mancha, el Quijote es la pieza más representativa de este taller.
Sin embargo, aquí se pueden encontrar garzas, masetas, jaulas, candelabros, faroles, Cristos y por supuesto esculturas en metal referidas a distintos aspectos de la vida. Además de elaborar las piezas de hojalata, Melara Farfan, plasmó el sentimiento que lo motivó a crear cada una de ellas, los cuales se han vuelto mensajes positivos para las nuevas generaciones.
"Toda su vida se dedicó al trabajo en su taller de hojalatería. Y que, a pesar de su limitada formación académica, se dedico a la elaboración de esculturas de chatarra" dice, Gregorio Bello, exdirector del MUNA. Por otra parte, las obras de matel de Melara Farfán también tienen un espacio dentro de dicho museo; a fin de ser apreciada por el público.
Según, la familia Farfán, son pocos los escultores que se dedican al modelado del metal, en especial, de la chatarra. Este tipo de expresión artesanal se convierte en una muestra de que todos tenemos capacidad para crear.
Por: Fátima Navarrete
Me parece genial que la familia se dedique a mantener vivo su legado artístico...
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